Cuento:
Hola niños mi nombre es José Guerrero y fui uno de los pintores más destacados en la Escuela Europea de Nueva York en expresionismo abstracto americano. ¿Queréis que os cuente mi historia?
Yo nací en Granada al igual que vosotros. Ya desde pequeño me gustaba crear, como mi familia no tenía mucho dinero usaba materiales que encontraba por casa, usaba el barro para hacer esculturas, pintaba con las granadas, las fresas, los hierros oxidados que encontraba por la calle, el carboncillo de la chimenea…
Cuando me hice más mayor comencé trabajando de ebanista, pero me gustaba tanto pintar que comencé a estudiar en la Escuela de Artes de oficios de Granada. Como no me cansaba de aprender cosas nuevas seguí estudiando para aprender más y más, por eso viajé a Madrid, Francia, Roma, Bélgica, París, hasta llegar a Nueva York.
En Nueva York expuse mis primeros cuadros en la galería Betty Parssons. Allí conocí a mi mujer y formamos una pequeña familia.
Más tarde volví a España, ya que echaba de menos mi tierra. Muchos de los artistas que vivían aquí aprendieron mucho de mí e incluso inauguré una exposición en Madrid siendo uno de los artistas de pintura española contemporánea más molones de la época.
Me hice famoso por mis pinturas figurativas, en ellas podéis ver figuras reales a las que les doy mi propio toque creativo. Vosotros también lo hacéis muy a menudo en vuestros dibujos.
Después comencé a hacer obras abstractas, que son cuadros mágicos en los que si miráis bien podéis encontrar que en cada uno de ellos hay un suceso mágico, en el que cada persona puede ver una cosa distinta.
Al inicio de mi trabajo como pintor no tenía dinero para comprar todos los materiales, por lo que decidí fabricarlos yo mismo, pedí ayuda a algunos artesanos de Granada para poder hacer telas en las que poder pintar. También usaba materiales baratos como el carboncillo y el óxido del hierro para pintar.
Cuando la gente escucha mi nombre lo primero que se le viene a la cabeza es que era el pintor de los mil colores. Para mí el color era algo importante, los colores que usaba estaban relacionados con mis recuerdos, con mi vida.
El azul y el rojo eran los colores más importantes para mí. El azul me recordaba mi infancia, cuando era un niño como vosotros y jugaba, ayudaba a mi madre y mi padre, iba a la escuela…El rojo me recordaba a Andalucía mi tierra.
El añil me hacía viajar a Granada, con él podía ver los zócalos de las casas y recordar como mi madre teñía la ropa de este color.
El negro me recordaba a la tristeza.
El amarillo y el verde me recordaban al campo y a las tardes que pasaba con mis amigos jugando y paseando por él, escuchando los pájaros cantar, el agua pasar y a los niños cantar.
El blanco me transportaba a los barrios con casas blancas típicas de Andalucía. A la luminosidad que transmitía cada una de las calles de Granada.
El malva y los violetas me recordaban a mis frutas favoritas los higos chumbos y las brevas. ¡Mmmmm…. qué ricos estaban!
El color ocre me recordaba a la tierra en la que jugaba…¡Qué bien lo pasaba, salta que salta, corre que te corre!
Cuando usaba el gris veía los montes de Andalucía, pero sobre todo veía Sierra Nevada aunque le faltaba el manto de nieve.
Todos esos colores usaba, me encantaba usar el color, me traía tantos recuerdos…
Bueno ya me tengo que despedir, espero que os haya gustado mi historia y que os acordéis de mí cuando seáis creativos y creéis vuestras propias obras mágicas. Todos tenemos un artista en el interior pero es importante encontrarlo, a veces se esconde por vergüenza y por miedo al qué dirán, pero tenéis que ser valientes y expresar vuestros sentimientos e ideas en cada una de vuestras creaciones.
Colorín colorado este colorido cuento ha acabado espero que con ella vuestro artista interior haya despertado.
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